Cómo ser salvo?

SEÑALES EN EL CAMINO
DE SALVACIÓN

5ª Señal
Amor a Dios = hacer su voluntad


7.  ¿Qué tiene que ver
el amor a Dios
con la filiación divina,
con ser de veras hijos de Dios? 
¿Qué nos dice la Escritura?

San Pablo nos dice que por pura iniciativa divina, y por la gracia que nos ha concedido Dios en su Hijo Jesucristo, podemos ser hijos de Dios:  “Dios Padre determinó -por pura iniciativa suya- que fuéramos sus hijos” (Ef 1, 5).

Veamos bien:  todos los seres humanos somos creaturas de Dios.   Pero, tal como lo dice San Pablo en otra de sus cartas, “son hijos de Dios los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios” (Rom. 8, 14).

Y, no es sólo San Pablo quien pone condiciones a la filiación divina, también San Juan al comienzo de su Evangelio:  “vino a los suyos y los suyos no lo recibieron ... Pero los que lo recibieron, que son los que creen en su Nombre, les concedió ser hijos de Dios” (Jn. 1, 11-12).

Y también en una de sus Cartas San Juan lo explica de otra manera:  “Si uno guarda su palabra, el auténtico amor de Dios está en él. Y vean cómo conoceremos que estamos en él:   si alguien dice: «Yo permanezco en él», debe portarse como él se portó.” (1 Jn 2, 5-6)

Adicionalmente, el Apocalipsis corrobora la condición para ser hijos de Dios, cuando plantea la batalla entre el Demonio y la Mujer: “Entonces el Dragón se enfureció contra la Mujer y se fue a hacer la guerra al resto de sus hijos, es decir, a los que observan los mandamientos de Dios y guardan el mensaje de Jesús” (Ap 12, 17). Se está refiriendo a los hijos de la Santísima Virgen María, a todos los que cumplen los Mandamientos y siguen el mensaje de Cristo.

Y, por supuesto, al ser hijos, también somos herederos.  De hecho, somos coherederos con Cristo y podemos llamar a Dios “Padre” (cf. Rm. 8, 14-17).  ¿Nos damos verdadera cuenta del privilegio que es poder llamar ¡nada menos que a Dios! “Padre”, porque si cumplimos las condiciones realmente somos hijos suyos?

Significa, entonces, que el llegar a ser hijos de Dios y herederos del Cielo es una opción.  Y esa opción supone condiciones

Una de estas condiciones es la fe en Dios y en su Hijo Jesucristo y en todo lo que El nos ha propuesto y nos exige.  Esto es lo que significa el “recibir”  a Jesucristo de que nos habla San Juan.  Recibirlo es aceptarlo a El y aceptar su mensaje de salvación.

Otra condición, necesaria consecuencia de una fe cierta, es la que propone San Pablo:  son hijos de Dios “los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios”.Y dejarse guiar por el Espíritu de Dios es ir descubriendo y aceptando –incondicionalmente- la Voluntad de Dios para nuestra vida.  Es ir descubriendo “el tesoro de su gracia” encerrado en “el misterio de su Voluntad”. (Ef 1, 7-9)

¡Qué maravilla también saber que podemos conocer la Voluntad de Dios Quien nos busca con su Amor infinito para que le respondamos con nuestro amor!  Y su Voluntad es que lo amemos con ese Amor con que El nos ama:  un amor que se abra a El, un amor que se entregue a El, un amor que no quiere a nada ni a nadie más que a El.  Y que, como Cristo también nos ha pedido, fluya también hacia los demás, nuestros hermanos.

Con este programa de vida podremos llegar a ser santos e irreprochables ante El (Ef 1, 4), cuando –llegado el momento- nos presentemos así ante el justo Juez y podamos recibir la herencia prometida:  el Cielo en el momento de nuestra muerte y la gloria de la resurrección en Juicio Universal al fin de los tiempos.

Veamos ahora completo el himno con que San Pablo comienza su Carta a los Efesios:

“Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en El con toda clase de bienes espirituales y celestiales.  El nos eligió en Cristo -antes de crear el mundo- para que fuéramos santos e irreprochables a sus ojos, y determinó -por pura iniciativa suya- que fuéramos sus hijos, para que por la gracia que nos ha concedido por medio de su Hijo amado, lo alabemos y glorifiquemos”. (Ef. 1, 3-14): 

¡Maravilloso himno de alabanza y maravilloso programa de vida!  ¡Qué alegría saber que Dios nos eligió -desde antes de crear el mundo- a ser sus hijos y a ser santos e irreprochables ante sus ojos!  Y que este inmensísimo privilegio ha sido por pura iniciativa suya.

Esto significa que es Dios Quien ha tomado la iniciativa primero.  Es Dios Quien da el primer paso:  es El Quien nos busca primero y nosotros tenemos la opción de responderle o de no responderle.

¿Y en qué consiste responderle?  El indicio nos lo da el mismo San Pablo:  “El nos ha prodigado el tesoro de su gracia ... dándonos a conocer el misterio de su Voluntad”.

Y volvemos a lo que significa
esta Señal de Salvación:
Amar a Dios es hacer su Voluntad.

Cuando la persona se somete a la voluntad de Dios, camina por el camino de salvación con confianza, pues sabe de antemano que es guiado por Dios.

A continuación extractos de la homilía del Papa Francisco sobre la Voluntad del Dios, el 27-enero-2015, Martes Tercera Semana Tiempo Ordinario:

“No es fácil” hacer la voluntad de Dios, sin embargo, recordó que este es el camino para lograr la santidad y por ello alentó a los fieles a no tener miedo y rezar para que el Padre les dé la gracia de conocer y hacer su voluntad.

No ha sido fácil para Jesús que sobre esto fue tentado en el desierto y también en el Huerto de los Olivos, con el corazón atormentado, aceptó el suplicio que le esperaba. No fue fácil para algunos discípulos, que lo dejaron porque no entendieron lo que quería decir “hacer la voluntad del Padre”. No lo es para nosotros, desde el momento que “cada día nos presentan tantas opciones sobre una bandeja”. De ahí que se haya preguntado: ¿Cómo hago para hacer la voluntad de Dios?”.  Pidiendo “la gracia” de querer hacerla.

En ese sentido, el Papa preguntó a los fieles: “¿Yo rezo para que el Señor me de las ganas de hacer su voluntad, o busco compromisos porque tengo miedo de la voluntad de Dios? Y otra cosa: rezar para conocer la voluntad de Dios sobre mi vida, sobre la decisión que debo tomar ahora… tantas cosas. Sobre el modo de administrar las cosas… La oración para hacer la voluntad de Dios, y la oración para conocer la voluntad de Dios. Y cuando conozco la voluntad de Dios, también la oración, por tercera vez: para hacerla. Para cumplir aquella voluntad, que no es la mía, es la de Él.  Y no es fácil”.

El Papa Francisco resumió estos conceptos afirmando que “hay que rezar para tener ganas de seguir la voluntad de Dios, rezar para conocer la voluntad de Dios y rezar –una vez conocida esta voluntad- para ir adelante con la voluntad de Dios”

“Que el Señor nos dé la gracia, a todos nosotros, que un día pueda decir de nosotros lo que dijo a aquel grupo, aquella muchedumbre que lo seguía, aquellos que estaban sentados en torno a Él, como hemos escuchado en el Evangelio: He aquí mi madre y mis hermanos. El que hace la voluntad de Dios, éste para mí es hermano, hermana y madre. Hacer la voluntad de Dios nos hace ser parte de la familia de Jesús, nos hace madre, padre, hermana, hermano”.

 

5ª Señal
Amor a Dios = hacer
su Voluntad
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cuál es la Voluntad
de Dios para mí?
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