Cómo ser salvo?

SEÑALES EN EL CAMINO
DE SALVACIÓN

9ª Señal
Amor, aprecio y obediencia
a la Iglesia


 26.   ¿Qué es la Iglesia?


Vamos al Catecismo de la Iglesia Católica:

¿Qué designamos con la palabra «Iglesia»? (CIC-C 147)

Con el término «Iglesia» se designa al pueblo que Dios convoca y reúne desde todos los confines de la tierra, para constituir la asamblea de todos aquéllos que, por la fe y el Bautismo, han sido hechos hijos de Dios, miembros de Cristo y templo del Espíritu Santo.

¿Cuál es el origen y la consumación de la Iglesia? (CIC-C 149)

La Iglesia tiene su origen y realización en el designio eterno de Dios.

Fue preparada en la Antigua Alianza con la elección de Israel, signo de la reunión futura de todas las naciones.       

Fundada por las palabras y las acciones de Jesucristo, fue realizada, sobre todo, mediante su muerte redentora y su Resurrección.

Más tarde, se manifestó como misterio de salvación mediante la efusión del Espíritu Santo en Pentecostés.

Al final de los tiempos, alcanzará su consumación como asamblea celestial de todos los redimidos.

.     Ahora bien,  ¿cómo reconocer la verdadera Iglesia?

En el Credo largo rezamos: 

“Creo en la Iglesia que es
Una, Santa, Católica y Apostólica”.

       Y el Catecismo nos presenta así a la Iglesia:

“LA IGLESIA ES
UNA, SANTA, CATÓLICA Y APOSTÓLICA”

"Esta es la única Iglesia de Cristo, de la que confesamos en el Credo que es una, santa, católica y apostólica" (LG 8).

Estos cuatro atributos, inseparablemente unidos entre sí (cf. DS 2888), indican rasgos esenciales de la Iglesia y de su misión.

“La Iglesia no los tiene por ella misma; es Cristo, quien, por el Espíritu Santo, da a la Iglesia el ser una, santa, católica y apostólica, y Él es también quien la llama a ejercitar cada una de estas cualidades.” (CIC #811)

“Sólo la fe puede reconocer que la Iglesia posee estas propiedades por su origen divino.

“Pero sus manifestaciones históricas son signos que hablan también con claridad a la razón humana.”  (CIC #812)

Es decir, aún aquéllos que no aceptan que la Iglesia tiene origen divino, si piensan honestamente y analizando su presencia en la historia, podrían admitir la lógica y la coherencia de la Iglesia.

.    ¿Qué queremos decir cuando rezamos que la Iglesia es Una?

Así también nosotros formamos un solo cuerpo en Cristo. Dependemos unos de otros.  (Rom 12, 5)

Así, siendo muchos formamos un solo cuerpo, porque el pan es uno y todos participamos del mismo pan. (1 Cor 10, 17)

Hemos sido bautizados en el único Espíritu para que formáramos un solo cuerpo, ya fuéramos judíos o griegos, esclavos o libres. Y todos hemos bebido del único Espíritu. (1 Cor 12, 13)

.      ¿De qué modo la Iglesia es cuerpo de Cristo?  (CIC-C #156)

La Iglesia es cuerpo de Cristo porque, por medio del Espíritu, Cristo muerto y resucitado une consigo íntimamente a sus fieles. De este modo los creyentes en Cristo, en cuanto íntimamente unidos a Él, sobre todo en la Eucaristía, se unen entre sí en la caridad, formando un solo cuerpo, la Iglesia.

Al decir que la Iglesia es Una, estamos diciendo que creemos que la Iglesia Católica fue fundada sobre la Roca, Pedro (cf. Mt 16, 18), la cual está unida bajo el sucesor de Pedro, el Papa.

Queremos decir, por tanto, que Cristo fundó una sola Iglesia.  Y que esa Iglesia que El fundó subsiste en la Iglesia Católica, gobernada por el sucesor de Pedro.  (CIC-C #162).

No estamos diciendo que las demás iglesias no tienen relación con Cristo, pero creemos que Cristo quiere que todos sus seguidores estén unidos en El, tal como El oró al Padre antes de su Pasión:  Que todos sean uno (Jn 17, 21). 

.       ¿Por qué la Iglesia es Una?

“La Iglesia es Una porque tiene como origen y modelo la unidad de un solo Dios en la Trinidad de las Personas; como fundador y cabeza a Jesucristo, que restablece la unidad de todos los pueblos en un solo Cuerpo; como alma al Espíritu Santo que une a todos los fieles en la comunión en Cristo. La Iglesia tiene una sola fe, una sola vida sacramental, una única sucesión apostólica, una común esperanza y la misma caridad.” (CIC-C 161)

La Iglesia no puede ser sino Una, porque así como hay un solo Cristo, no pueden haber varios cuerpos de Cristo,sino un solo Cuerpo Místico de Cristo, que es la Iglesia.  También la Esposa de Cristo no puede ser sino una sola:  su Iglesia.

La unidad de la Iglesia queda demostrada por los retos que ha tenido que enfrentar a lo largo de dos milenios:  persecuciones, herejías, cismas, los ataques antiguos y actuales, a veces violentos, oposiciones a lo largo de la historia, y ninguna situación ha tenido éxito en destruirla o en que abandone su misión. 

.      ¿Cuál es la Iglesia que Cristo dejó fundada?

Todas esas iglesias y comunidades que se separaron de la Iglesia Católica han sido iniciadas por hombres.

La única Iglesia fundada por Dios mismo es la Iglesia Católica, que fue la que Jesucristo dejó fundada bajo la autoridad de San Pedro y que ha continuado a lo largo de 2000 años con todos los Papas que son sucesores de San Pedro. Jesús no estableció una colección de diferentes iglesias sino una sola Iglesia.

.       Entonces ¿los demás Cristianos no-Católicos no son nuestros hermanos?

“En las Iglesias y comunidades eclesiales que se separaron de la plena comunión con la Iglesia Católica, se hallan muchos elementos de santificación y verdad. Todos estos bienes proceden de Cristo e impulsan hacia la unidad católica.  Los miembros de estas Iglesias y comunidades se incorporan a Cristo en el Bautismo, por ello los reconocemos como hermanos.”  (CIC-C #163)

.       ¿Por qué decimos que la Iglesia es Santa?

La Iglesia es Santa, no porque todos sus miembros somos santos, sino porque Dios es Santo, y está actuando en ella continuamente, y porque  su fundador, Jesucristo, es Santo. 

Por otro lado, todos los miembros de la Iglesia hemos sido hechos santos en nuestro Bautismo.  Y todos, sin excepción, estamos llamados a la santidad, a ser santos.  Para eso contamos con todos los medios de salvación y santificación que tenemos en la Iglesia Católica.

No quiere decir que todos somos santos, más bien somos pecadores, pero podemos ser santos, porque tenemos todas las ayudas necesarias para serlo dentro de la Iglesia que Cristo dejó fundada.

No es de sorprender que hayan muchos que no son santos.  Ya Cristo había anunciado que habría buenos y malos miembros de la Iglesia.   Y que algunos se condenarían. 

Jesús les dijo: «¿No los elegí yo a ustedes, a los Doce? Y sin embargo uno de ustedes es un diablo.» (Jn 6, 70)

Mt 13
24. Jesús les propuso otra parábola: «Aquí tienen una figura del Reino de los Cielos. Un hombre sembró buena semilla en su campo,
25. pero mientras la gente estaba durmiendo, vino su enemigo, sembró malas hierbas en medio del trigo, y se fue.
26. Cuando el trigo creció y empezó a echar espigas, apareció también la maleza.
27. Entonces los trabajadores fueron a decirle al patrón: «Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, viene esa maleza?»
28. Respondió el patrón: «Eso es obra de un enemigo.» Los obreros le preguntaron: «¿Quieres que arranquemos la maleza?»
29. «No, dijo el patrón, pues al quitar la maleza, podrían arrancar también el trigo.
30. Déjenlos crecer juntos hasta la hora de la cosecha. Entonces diré a los segadores: Corten primero las malas hierbas, hagan fardos y arrójenlos al fuego. Después cosechen el trigo y guárdenlo en mis bodegas.»

 La Iglesia es Santa porque Dios santísimo es su autor; Cristo se ha entregado a sí mismo por ella, para santificarla y hacerla santificante; y el Espíritu Santo actúa en ella de manera constante.

“La santidad es la vocación de cada uno de sus miembros y el fin de toda su actividad. Cuenta en su seno con la Virgen María e innumerables santos, como modelos e intercesores (CIC-C #165)

El Señor dijo a Moisés: “Habla en estos términos a toda la comunidad de Israel:  Ustedes serán santos, porque Yo, el Señor su Dios, soy santo”. (Lev 19, 1-2)

Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella.  Y después de bañarla en el agua y la Palabra para purificarla, la hizo santa, pues quería darse a sí mismo una Iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni nada parecido, sino santa e inmaculada. (Ef 5, 25b-27)

Esto significa que los miembros de la Iglesia estaremos libres de toda mancha de pecado sólo cuando el Reino de Dios esté plenamente establecido.  Sin embargo, podemos decir que la Iglesia en la tierra es santa, aunque sea aún imperfecta.

Indicativo de esta santidad son los Sacramentos.  Pero no sólo los Sacramentos, sino la inmensa variedad de recursos espirituales y oportunidades de crecimiento en santidad que tenemos a disposición los que formamos parte de la Iglesia. 

"La Iglesia, en efecto, ya en la tierra se caracteriza por una verdadera santidad, aunque todavía imperfecta" (LG 48). En sus miembros, la santidad perfecta está todavía por alcanzar:  "Todos los cristianos, de cualquier estado o condición, están llamados cada uno por su propio camino, a la perfección de la santidad, cuyo modelo es el mismo Padre" (LG 11).  (CIC #825)

     ¿Por qué se llama Católica la Iglesia que Cristo fundó?

Católica viene del griego que significa “todo”.  También significa “universal”.

Es católica porque ha sido enviada por Cristo en misión a la totalidad del género humano (cf Mt 28, 19). CIC #831)

La Iglesia es Católica, porque Cristo la llamó a profesar toda la Fe, a preservar y a administrar todos los Sacramentos, a proclamar la Buena Nueva a todos.  Pero principalmente porque la envió a todas las naciones.

Desde el primer siglo del Cristianismo era importante destacar que la Iglesia era Católica, es decir, universal, pues la Iglesia de Cristo no era solamente para los judíos, sino también para los gentiles o no-judíos, los que estaban cerca y los que estaban lejos de Jerusalén, en seguimiento a la orden de Cristo de llevar su mensaje a todos los rincones de la tierra (Mt. 28, 19).

La Iglesia que Cristo estableció se llamó “Católica” tan temprano como en el siglo primero, pues se sabe que uno de los Padres de la Iglesia, San Ignacio de Antioquía la llamó así en el año 107, pero parece que ya era un título que se usaba desde la época de los Apóstoles.

La Iglesia Católica es el único cuerpo religioso que está en todas partes del mundo.  Además, de trascender límites nacionales, trasciende también los sociales, económicos y culturales. 

Las demás religiones, inclusive aquéllas que tienen gran actividad misionera, generalmente están limitadas en su ámbito y en su área de influencia.  Aún el Islam con su vasta capacidad de expansión y su voluminoso crecimiento, se queda corto al compararlo con la presencia mundial de la Iglesia Católica y su expansión misionera.  Aún hoy, con el reducido número de operarios, la Iglesia sigue llegando a sitios recónditos.

.     ¿Por qué también se dice que la Iglesia es apostólica?

La Iglesia es apostólica por su origen, ya que fue construida «sobre el fundamento de los Apóstoles» (Ef 2, 20); por su enseñanza, que es la misma de los Apóstoles; por su estructura, porque es instruida, santificada y gobernada, hasta la vuelta de Cristo, por los sucesores de los Apóstoles, que son los Obispos, los cuales están en comunión con el Papa, que es el sucesor de Pedro. (CIC-C #174)

.    ¿A qué se llama Sucesión Apostólica?

Es la cadena in-interrumpida de Obispos que vienen desde los mismos Apóstoles.  Cuando Jesús confirió su autoridad a los Apóstoles, éstos  fueron pasando esa autoridad de Obispo a Obispo hasta la actualidad. 

Así que cada Obispo que ha sido ordenado Obispo puede trazar su línea hacia atrás hasta alguno de los Apóstoles.strong>  Lo mismo todo Sacerdote que ha sido ordenado sabe que el Obispo que lo ordenó puede trazar su línea originaria hasta alguno de los 12 Apóstoles.  Impresionante ¿no?

Y estos sucesores de los Apóstoles a lo largo de la historia han trasmitido fielmente la doctrina que los Apóstoles recibieron de Jesucristo, siguiendo lo que San Pablo recomendó al joven Obispo Timoteo:

Cuanto has aprendido de mí, confirmado por numerosos testigos, confíalo a personas que merezcan confianza y que puedan instruir después a otros. (2 Tim 2, 2)

Y lo que esos primeros cristianos aprendieron, creyeron y enseñaron es lo que actualmente cree la Iglesia Católica.  Ninguna otra religión puede afirmar esto.

La Iglesia está fundada sobre los Apóstoles.  Y esto puede verse hasta simbólicamente en San Pedro Vaticano.  Esta monumental basílica está construida sobre la tumba de San Pedro, el primer Papa.  Y bajo el centro del altar de esta iglesia se encuentran los restos de San Pedro.  Es un simbolismo arqueológico de que la Iglesia está fundada sobre los Apóstoles.

El Catecismo (#857) resume así la apostolicidad de la Iglesia:

La Iglesia es apostólica porque está fundada sobre los apóstoles, y esto en un triple sentido:

— fue y permanece edificada sobre "el fundamento de los Apóstoles" (Ef 2, 20; Hch 21, 14), testigos escogidos y enviados en misión por el mismo Cristo (cf. Mt 28, 16-20; Hch 1, 8; 1 Co 9, 1; 15, 7-8; Ga 1, l; etc.).

— guarda y transmite, con la ayuda del Espíritu Santo que habita en ella, la enseñanza (cf. Hch 2, 42), el buen depósito, las sanas palabras oídas a los Apóstoles (cf 2 Tm 1, 13-14).

— sigue siendo enseñada, santificada y dirigida por los Apóstoles hasta la vuelta de Cristo gracias a aquéllos que les suceden en su ministerio pastoral: el colegio de los obispos, "al que asisten los presbíteros juntamente con el sucesor de Pedro y Sumo Pastor de la Iglesia" (AG 5):

«Porque no abandonas nunca a tu rebaño, sino que, por medio de los santos pastores, lo proteges y conservas, y quieres que tenga siempre por guía la palabra de aquellos mismos pastores a quienes tu Hijo dio la misión de anunciar el Evangelio (Prefacio de los Apóstoles I: Misal Romano).

Es de notar sin embargo que, además de la Iglesia Católica, la única que tiene Sucesión Apostólica es la Iglesia Ortodoxa, aunque no acepta la autoridad del Papa.

.     ¿Qué otros rasgos distinguen a la Iglesia Católica?

Los signos de la verdadera Iglesia de Cristo es que la Iglesia es Una, Santa Católica y Apostólica.  Así la podemos ubicar y reconocer como la verdadera. 

Sin embargo, podemos observar unas características secundarias que no se observan en otras religiones y que nos dan indicios también de que la Iglesia Católica es la verdadera Iglesia.  Es de notar que esto entra en el ámbito de la especulación y no es enseñanza oficial de la Iglesia.

1º.    Los ataques que recibe la Iglesia Católica directa o indirectamente del Demonio, a nivel universal y a nivel local.

2º.    La gran línea de santos que han seguido a Cristo de manera heroica.  Pensemos sólo en una santa de nuestros días, la Madre Teresa de Calcuta, pero si revisamos el santoral de la Iglesia o si seguimos la vida de cada santo en el calendario litúrgico, no sólo nos sorprenderemos de la heroicidad de sus virtudes, sino de la variedad de sus compromisos y ministerios.

3º.    Los milagros y señales sobrenaturales que han sucedido y suceden en los miembros de la Iglesia Católica.  Si bien es cierto que se dan algunas señales extraordinarias en medio de grupos cristianos no católicos, al revisar los recuentos de las gracias místicas extraordinarias y los carismas en la Iglesia Católica, la lista en variedad y en cantidad es impresionante. 

4º.    Mención especial requieren los Exorcistas.  El exorcismo es un poder propio de todos Sacerdotes Católicos en virtud de su Ordenación Sacerdotal, aunque suele haber uno o varios asignados por el Obispo de cada Diócesis.  Famoso es el caso real del libro y filme “El Exorcista”:  los padres del niño eran luteranos y el pastor luterano los envió a un Sacerdote Católico, diciéndoles  “los católicos son los que saben de estas cosas”.

.       ¿Quién pertenece a la Iglesia Católica?

Todo bautizado que esté en unión con el Papa y con los Obispos, que participa de los Sacramentos de la Iglesia, está formando parte de la Iglesia Católica.

Cabe aquí algo que solemos olvidar:  el hecho de haber sido llamados a forma parte de la única Iglesia de Cristo, la Iglesia Católica.  Debemos renovar nuestro agradecimiento a Dios –tal vez en cada Misa- por habernos escogido para pertenecer a la verdadera Iglesia, su Iglesia.

No hemos escogido nosotros a Dios.  El nos ha escogido.  Ustedes no me eligieron a Mí; he sido Yo quien los eligió a ustedes y los preparé para que vayan y den fruto, y ese fruto permanezca.” (Jn 15, 16)

.       Si la verdadera Iglesia, la fundada por Jesucristo, es la Iglesia Católica, ¿son realmente “iglesias” las otras comunidades eclesiales?

Muchas comunidades cristianas se autodenominan iglesias.  La Iglesia Católica entiende que sólo aquellos grupos religiosos en los cuales han sido preservados todos los Sacramentos que Jesús dejó instituidos, siguen siendo Iglesia. 

¿Cuáles son estos grupos?  Solamente la Iglesia Ortodoxa –aunque no está adherida al Papa- y las Iglesias Orientales Católicas que sí están adheridas al Papa.

Lamentablemente, en las comunidades eclesiales que surgieron de la Reforma Protestante, no se preservaron los Sacramentos.  A las primeras que se separaron de la Iglesia Católica en el siglo XVI (Luterana, Calvinista, Anglicana o Episcopaliana) se le suelen llamar también iglesias históricas, no así a las que se han ido desprendiendo de éstas, como las Evangélicas, por ejemplo.

Dios quiso una sola Iglesia para todos, pero los Cristianos no hemos sido fieles a ese deseo de Cristo.  Sin embargo, a pesar de la desunión, estamos unidos por la Fe común en Jesucristo y por el Bautismo.  Y más recientemente estamos unidos en el martirio por la fe en Cristo.

.       Si creemos que Cristo quiere que todos sus seguidores estén unidos en El, tal como El oró al Padre antes de su Pasión:  Que todos sean uno (Jn 17, 21),  ¿qué se está haciendo para que todos los Cristianos seamos uno?

Es lo que se llama ecumenismo.  La Iglesia Católica, especialmente a partir del Concilio Vaticano II (década de 1960), ha iniciado un diálogo que ha ido dando ciertos frutos para la unión de todos los Cristianos –hasta tiene un Dicasterio (oficina vaticana) dedicada a la unión de los Cristianos.

Sin embargo, hay que alertar sobre lo que no es ecumenismono significa ignorar o diluir verdades fundamentales, lo que llevaría a un acercamiento conciliatorio falso que daña la pureza de la Verdad.  Dicho de manera positiva, el verdadero ecumenismo es aquél que trata de vencer los obstáculos que se anteponen en el camino de la verdadera unidad cristiana. 

Un ejemplo de lo que es verdadero ecumenismo es el Documento firmado entre la Iglesia Católica y la Luterana en 1999, el cual muestra clarificaciones y acuerdos muy importantes entre ambas. 

Ver: Extracto de este documento

 

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