Cómo ser salvo?

SEÑALES EN EL CAMINO
DE SALVACIÓN

9ª Señal
Amor, aprecio y obediencia
a la Iglesia


 17. Tradición Oral
1º Tradición de los Apóstoles


.     ¿Cómo procedieron los Apóstoles?

Los Apóstoles están conscientes de que han sido enviados a dar testimonio de la palabra recibida a través de la predicación.

Jesús reunió a los Doce…Después los envió a anunciar el Reino de Dios… Ellos partieron a recorrer los pueblos; predicaban la Buena Nueva. (Lc 9, 1-2 y 6)

El libro de los Hechos de los Apóstoles narra cómo se va construyendo la Iglesia por la predicación de los Apóstoles, que comunican el mensaje de Cristo, la Buena Nueva de salvación.  Vemos también cómo sus oyentes van recibiendo este testimonio y aceptando la fe.

En la primera reunión formal de los Apóstoles, el llamado Concilio de Jerusalén que nos narran San Lucas en los Hechos (Hech 15), vemos que todos los presentes entienden bien lo que es la Tradición, es decir, están convencidos de que deben conservar fielmente lo que recibieron y trasmitirlo de manera veraz, además de velar porque esto sea así. 

La proclamación de la palabra llevada a cabo por los Apóstoles se realiza bajo la acción del Espíritu Santo: Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, dijo… (Hechos 4,8).  Notamos en toda la narración que el Espíritu va comunicando a los Apóstoles una mayor comprensión del mensaje de Cristo, y del misterio de su Persona. 

El Apóstol San Juan recoge en su Evangelio, al momento de la Ultima Cena, la promesa del envío del Espíritu Santo y cómo actuaría:

Jn 16
7. Pero es verdad lo que les digo: les conviene que Yo me vaya, porque mientras Yo no me vaya, el Protector no vendrá a ustedes. Yo me voy, y es para enviárselo.
13.
Y cuando venga El, el Espíritu de la Verdad, los guiará en todos los caminos de la verdad. El no viene con un mensaje propio, sino que les dirá lo que escuchó y les anunciará lo que ha de venir.

Jn 21
25. Jesús hizo también otras muchas cosas. Si se escribieran una por una, creo que no habría lugar en el mundo para tantos libros

 

La Tradición en el Nuevo Testamento
es el Evangelio,

la Buena Nueva, la Palabra,
el misterio de Cristo
confiado oralmente a los Apóstoles,

conservado fielmente por ellos
y transmitido también
oralmente a los fieles.


.       La Tradición en San Pablo:

Es cierto que San Pablo escribió muchas cartas.  Estas cartas estaban dirigidas a comunidades que había visitado y les escribía posteriormente, tratando problemas que iban surgiendo a medida que la Iglesia iba creciendo.  Pero sus cartas también están llenas del mensaje recibido por él.  Y es de notar que este mensaje también lo estaba dando de manera oral en todos los sitios que iba visitando.

Escribiendo a los fieles de Corinto, emplea en dos ocasiones palabras que indican que él recibió informaciones y conocimientos directamente del Señor. «Porque yo recibí del Señor lo que os he transmitido» (1 Cor 11, 23), dice al comienzo del relato de la Cena del Señor; y más adelante, al hablar de la fe en la Resurrección de Cristo, repite: «Porque os transmití... lo que a mi vez recibí» (I Cor 15, 3).

Pablo insiste en estos casos en que ha recibido una Tradición que a su vez debe trasmitir.  Lo que el Apóstol ha recibido, lo debe predicar.  Pero, además, dado a que lo ha recibido lo ha transmitido, este mensaje debe ser firmemente retenido por los que lo reciben.

El contenido de la predicación de San Pablo incluye:

.       el mensaje mismo de la fe, que es preciso recibir como palabra de Dios (1 Tes 4, 1,15; 2 Tes 2,15; 3,6; 1 Cor 7, 40; 11, 2.23-25), y cuyo centro lo ocupa el anuncio de la Muerte y Resurrección de Cristo;

.       ciertas reglas que se refieren a la conducta cristiana (1 Tes 2, 13; 1 Cor 15, 1-11; Gal 1, 11-12; Col 2, 6-8).

En cuanto a cuál es el origen de su autoridad para trasmitir esta Tradición, San Pablo recurre al Señor, aduciendo que lo que transmite lo ha recibido él mismo del Señor: Les alabo porque me son fieles en todo y conservan las tradiciones tal como yo se las he transmitido. Yo he recibido del Señor lo que a mi vez les he transmitido.  El Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan… (1 Cor 11, 2 y 23).  

En la Tradición apostólica
están siempre presentes
la acción de Cristo y
del Espíritu Santo.

En todas estas citas vemos la importancia del testimonio oral.  Vemos que los Apóstoles comienzan predicando.  Los escritos surgen, no en el primer momento, sino años después.

Y esos escritos remiten a una Tradición que es anterior y que está implícita en los escritos, aunque a veces también aparece explícita.

En lo que, probablemente, es el primer escrito del Nuevo Testamento, la epístola a la comunidad cristiana de Tesalónica, San Pablo se expresa con estas palabras: «Por lo demás, hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús a que viváis como conviene que viváis para agradar a Dios, según aprendisteis de nosotros... Sabéis, en efecto, las instrucciones que os dimos de parte del Señor Jesús» (1 Tes 4, 1-2).  

Lo que San Pablo les expone aquí forma parte de la Tradición transmitida de viva voz, como lo dice abiertamente en la segunda carta a los Tesalonicense: «Así, pues, hermanos, manteneos firmes y conservad las tradiciones que habéis aprendido de nosotros, de viva voz o por carta» (2 Tes 2, 15).

Hermanos, les ordenamos en nombre de Cristo Jesús, el Señor, que se aparten de todo hermano que viva sin control ni regla, a pesar de las tradiciones que les transmitimos. (2 Tes 3, 6)

Y para asegurarse que la Tradición fuera trasmitida después de la muerte de los Apóstoles, San Pablo instruye al joven obispo Timoteo, consagrado Obispo por él mismo:  Cuanto has aprendido de mí, confirmado por numerosos testigos, confíalo a personas que merezcan confianza y que puedan instruir después a otros. (2 Tim 2, 2)

En esta instrucción San Pablo se está refiriendo ya a cuatro generaciones:  la suya y de los Apóstoles, la de Timoteo, la que Timoteo instruirá y la generación de los discípulos de Timoteo.


.       La Tradición en San Lucas:

Y el evangelista San Lucas comienza su Evangelio diciendo:  «Muchos han intentado narrar ordenadamente las cosas que se han verificado entre nosotros tal como nos las han transmitido los que desde el principio fueron testigos oculares y servidores de la Palabra» (Lc 1, 1-3)


.       La Tradición en San Juan:

Lo que hemos visto y oído se lo anunciamos también a ustedes para que estén en comunión con nosotros, pues nosotros estamos en comunión con el Padre y con su Hijo, Jesucristo. (1 Jn 1, 3)

Permanezca en ustedes lo que oyeron desde el principio; si permanece en ustedes lo que oyeron desde el comienzo, también ustedes permanecerán en el Hijo y en el Padre. (1 Jn 2, 24)


.       El paso de la Tradición a la siguiente línea apostólica.

Pero cabe preguntar, ¿cómo se hace el paso de los Apóstoles a sus sucesores inmediatos?

Los primeros escritos del Nuevo Testamento son las epístolas pastorales, siendo las más numerosas las de San Pablo.

En esas epístolas podemos ver cómo se lleva a cabo ese paso de los Apóstoles a la nueva generación apostólica. 

Lo primero que hemos de destacar es que lo que han recibido y deben trasmitir los Apóstoles toma carácter de   depósito.   Y ese término lo vemos cuando San Pablo en las dos cartas a su discípulo Timoteo le escribe:

«Guarda el depósito» (1 Tim 6, 20); «Conserva el buen depósito mediante el Espíritu Santo que habita en nosotros» (2 Tim 1, 14).

Y agrega esto: «Toma como norma las palabras santas que me has oído a mí» (2 Tim 1, 13).

Es decir, este depósito, cuya custodia confía a Timoteo, ha de ser siempre la norma, la base, la sustancia de toda doctrina enseñada en la Iglesia.  “El depósito” es la norma para juzgar de la verdad, denunciar las herejías, propagar la santa doctrina.

Y como la palabra de Dios ha de transmitirse a otras generaciones, el Apóstol encarga a sus inmediatos sucesores que ellos, a su vez, confíen a hombres fieles todo cuanto le han oído, y que éstos a su vez sean capaces de instruir a otros:

Cuanto has aprendido de mí, confirmado por numerosos testigos, confíalo a personas que merezcan confianza y que puedan instruir después a otros. (2 Tim 2, 2)

Timoteo es un discípulo de San Pablo, consagrado Obispo por él.  O sea, que San Pablo en esas cartas se está dirigiendo a un ministro ordenado mediante la imposición de manos y en presencia de muchos testigos.  En ese acto público y solemne, se transmite al ordenado el poder de enseñar y se le entrega la Tradición doctrinal:

Por eso te invito a que reavives el don de Dios que recibiste por la imposición de mis manos. (2 Tim 1, 6)

No descuides el don espiritual que recibiste de manos de profetas cuando el grupo de los presbíteros te impuso las manos. (1 Tim 4, 14)

El puente que une la Iglesia apostólica con la post-apostólica es la Tradición de los Apóstoles convertida en depósito firme, inalterable. Esta Tradición se confía especialmente a aquellas personas que reciben el ministerio apostólico.  Estas deben cuidar las comunidades, pero además se les da la misión de posteriormente transmitir su función a otros que sean capaces de continuarla.

La Tradición, entonces, queda vinculada a la “sucesión apostólica”.

¿Cómo? Mediante la imposición de manos, los Apóstoles confían a otros hombres la continuación de su ministerio.  Y al conferir ese ministerio a sus sucesores, confían también su palabra, su testimonio, su doctrina, tal y como ellos la habían recibido de Cristo y del Espíritu Santo.

 

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