Cómo ser salvo?

SEÑALES EN EL CAMINO
DE SALVACIÓN

6ª Señal
Amor al prójimo

“Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la Ley?”, preguntó a Jesús un Maestro de la Ley.  Y Jesús respondió:  “’Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente’.  Este es el primero y más importante de los mandamientos.  Pero hay otro muy parecido: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” (Mt. 22, 36-39).

Notemos lo que Jesús agrega al final la respuesta que le da:  Este es el primero y más importante de los mandamientos.  Pero hay otro muy parecido:  Amarás a tu prójimo como a ti mismo.


1.    ¿Se puede amar a Dios sin amar al prójimo?

No podemos amar a nuestros semejantes
sin amar a Dios. 
Y no podemos decir que amamos a Dios
si no amamos a nuestros semejantes.

Nos lo pidió Jesús:

Les doy un mandamiento nuevo:  que se amen los unos a los otros. Ustedes deben amarse unos a otros como Yo los he amado.  En esto reconocerán todos que son mis discípulos, en que se amen unos a otros.»  (Jn 13, 34-35)

El Señor a Santa Catalina de Siena (Diálogos)

“El amor a Mí y el amor al prójimo
son una misma cosa.

Cuanto más me ama el alma,
más ama al prójimo,

ya que de Mí nace el amor hacia él”.

Ya lo había explicado San Juan en su Primera Carta:

Amémonos unos a otros, porque el amor viene de Dios. (1 Jn 4, 7)

Si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos mutuamente. (1 Jn 4, 11)

Amemos, pues, ya que él nos amó primero.  Si uno dice «Yo amo a Dios» y odia a su hermano, es un mentiroso. Si no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve.  Pues este es el mandamiento que recibimos de él:  el que ama a Dios, ame también a su hermano.(1 Jn 4, 19-21)

Todo el que cree que Jesús es el Mesías, ha nacido de Dios. Si amamos al que da la vida, amamos también a quienes han nacido de él;  y por eso, cuando amamos a Dios y cumplimos sus mandatos, con toda certeza sabemos que amamos a los hijos de Dios.  (1 Jn 5, 1-2)

Debemos amarnos unos a otros, pues este es el mensaje que ustedes han oído desde el comienzo. (1 Jn 3, 11)

En esto se reconocen los hijos de Dios y los del Diablo:  el que no sigue el camino de rectitud no es de Dios, y tampoco el que no ama a su hermano. (1 Jn 3, 10)

No imitemos a Caín, que era del Maligno, y mató a su hermano. Y ¿por qué lo mató? Porque él hacía el mal, y su hermano hacía el bien.  (1 Jn 3, 12)

El que ama a su hermano permanece en la luz y no hay en él causas de tropiezo.  En cambio, quien odia a su hermano está en las tinieblas y camina en tinieblas; y no sabe adónde va, pues las tinieblas lo han cegado (1 Jn 2, 10-11)

El amor a nuestros hermanos es para nosotros el signo de que hemos pasado de la muerte a la vida.  El que no ama está en un estado de muerte. El que odia a su hermano es un asesino, y, como saben, ningún asesino tiene la vida eterna.  (1Jn 3, 14-15)

El (Jesucristo) entregó su vida por nosotros; y en esto hemos conocido el amor; ahora también nosotros debemos dar la vida por los hermanos. (1 Jn 3, 16)

Si uno goza de riquezas en este mundo y cierra su corazón cuando ve a su hermano en apuros, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios? (1 Jn 3, 17)

No amemos con puras palabras y de labios para afuera, sino de verdad y con hechos. En esto conoceremos que somos de la verdad y se tranquilizará nuestra conciencia ante El. (1 Jn 3, 18-19)

¿Y cuál es su mandato? Que creamos en el Nombre de su Hijo Jesucristo y nos amemos unos a otros, tal como él nos lo ordenó. (1 Jn 3, 23)

Ámense unos a otros como Yo los he amado” (Jn 15, 12)

San Pablo también habla del amor al prójimo:

Amarás a tu prójimo como a ti mismo.  El que ama no hace mal al prójimo; así que la plenitud de la ley es el amor. (Rom 13, 9-10)

 

6ª Señal
Amor al prójimo
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el amor?
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