Cómo ser salvo?

SEÑALES EN EL CAMINO
DE SALVACIÓN

6ª Señal
Amor al prójimo

Evangelizar = amar al prójimo

12.  Amor al prójimo y evangelización

Según Apostolicam Actuositatem documento del Concilio Vaticano II dedicado al apostolado laical, los laicos ya hemos sido enviados por Cristo a evangelizar.

¿Cuándo nos envió?  En nuestro Bautismo.

“Los cristianos seglares obtienen el derecho y la obligación del apostolado por su unión con Cristo Cabeza.  Ya que insertos por el bautismo en el Cuerpo Místico de Cristo, robustecidos por la Confirmación en la fortaleza del Espíritu Santo, son destinados al apostolado por el mismo Señor.(AA 3)

El precepto de la caridad, que es el máximo mandamiento del Señor, urge a todos los cristianos a procurar la gloria de Dios por el advenimiento de su reino, y la vida eterna para todos los hombres:  que conozcan al único Dios verdadero y a su enviado Jesucristo” (AA 3)

“Por consiguiente, se impone a todos los fieles cristianos la noble obligación de trabajar para que el mensaje divino de la salvación sea conocido y aceptado por todos los hombres de cualquier lugar de la tierra”. (AA 3)

Y este documento conciliar nos indica cuatro formas en las que podemos ejercer este apostolado seglar de evangelización:

1º.        Viviendo la vida cristiana                           personalmente y en la familia,
            o en el estado de vida
            a que hayamos sido llamados.
2º.        Ejerciendo las Obras de Misericordia
            espirituales y corporales.
3º.        Evangelizando
4º         Influyendo en la sociedad,
            afectando cristianamente
            el orden temporal y la cultura.

¿En qué consiste ese llamado a influir en la sociedad para afectar el orden temporal y la cultura?

Los cristianos, además de vivir nuestra vida cristianamente y de ejercer las Obras de Misericordia, debemos influir en la sociedad, en la vida de nuestra comunidad civil, a nivel local, nacional, y hasta internacional.  No podemos dejar que estos espacios los ocupen sólo los enemigos de Dios y de la Iglesia, y que nos arropen los anti-valores que tanto daño hacen a una comunidad, a un país y al mundo entero.

Consiste este llamado en participar activamente, por ejemplo, en la comunidad escolar, en las asociaciones de vecinos, en la vida municipal, para llevar los valores cristianos a esas instancias.

Y no hay que extrañarse de que algunos puedan estar llamados a ejercer la política, que es una de las formas de la caridad.  Santo Tomás de Aquino coloca la política como una forma elevada de ejercer la caridad.

Porque si no participamos los cristianos en la vida civil, ¿cómo vamos a proteger la sociedad de los ataques contra la familia?  ¿Cómo proteger a los niños por nacer?  ¿Cómo proteger a los ancianos de la eutanasia que ya amenaza con imponerse por vías legales?  ¿Cómo hacer esto si los católicos no participamos en la vida civil de la nación?

Se trata, entonces, de responder a ese llamado de la Iglesia que nos invita a llevar los valores cristianos a diferentes instancias de la vida social, política, económica.  Y algunos estarán llamados a participar en actividades de este tipo para poder cristianizar el orden temporal.


   ¿Cómo evangelizar?

Todos somos evangelizadores.  Y todos estamos llamados a evangelizar.  Siempre ha sido así.  Porque ése fue el mandato que Jesús nos dejó antes de ascender al Cielo:

Vayan, pues, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Bautícenlos en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a cumplir todo lo que Yo les he encomendado a ustedes. Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin de la historia.»  (Mt 28, 19-20)

El Papa Francisco corrobora esto:  “En virtud del Bautismo recibido, cada miembro del Pueblo de Dios se ha convertido en discípulo misionero (cf. Mt 28, 19).  Cada uno de los bautizados, cualquiera que sea su función en la Iglesia y el grado de ilustración de su fe, es un agente evangelizador.” (EG 120)

Pero es que, además de esa instrucción clara del Señor que -como recuerda Francisco- es para todos, en este comienzo del Tercer Milenio, la Iglesia nos está urgiendo a esta tarea evangelizadora.  Tanto Juan Pablo II, como Benedicto XVI, y el Papa Francisco nos están llamando a realizar la Nueva Evangelización.

Dice el Papa Francisco:  “La Nueva Evangelización debe implicar un nuevo protagonismo de cada uno de los bautizados” (EG 120).

¡Hay que reconquistar a la gente para Cristo!  El Papa Francisco ha llegado a indicar que no es que hay que buscar a una oveja perdida y que hay 99 en el redil.  Ha dicho que hay que buscar a las 99 que están todas fuera del redil. Y esa tarea requiere el aporte de todos:  Obispos, Sacerdotes, Religiosos y laicos.

Entonces … ¿cómo evangelizar?

En su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium del Noviembre 2013, que hemos citado anteriormente, el Papa Francisco nos ha indicado cómo hacerlo. 

A continuación extractos importantes que nos indican cómo comenzar a evangelizar.

“En todos los bautizados, desde el primero hasta el último, actúa la fuerza santificadora del Espíritu que impulsa a evangelizar.” (EG 119)

“La nueva evangelización debe implicar un nuevo protagonismo de cada uno de los bautizados… pues si uno de verdad ha hecho una experiencia del amor de Dios que lo salva, no necesita mucho tiempo de preparación para salir a anunciarlo, no puede esperar que le den muchos cursos o largas instrucciones. Todo cristiano es misionero en la medida en que se ha encontrado con el amor de Dios en Cristo Jesús; ya no decimos que somos «discípulos» y «misioneros», sino que somos siempre «discípulos misioneros». (Ej:  la Samaritana, San Pablo) (EG 120)

Juan 4:
25.    La mujer le dijo: «Yo sé que el Mesías, (que es el Cristo), está por venir; cuando venga, nos enseñará todo.»
26. Jesús le dijo: «Ese soy yo, el que habla contigo.»
27. En aquel momento llegaron los discípulos y se admiraron al verlo hablar con una mujer. Pero ninguno le preguntó qué quería ni de qué hablaba con ella.
28. La mujer dejó allí el cántaro y corrió al pueblo a decir a la gente:
29. «Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será éste el Cristo?»
30. Salieron, pues, del pueblo y fueron a verlo.
39. Muchos samaritanos de aquel pueblo creyeron en Él por las palabras de la mujer, que declaraba: «El me ha dicho todo lo que he hecho.»
40. Cuando llegaron los samaritanos donde él, le pidieron que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días.
41. Muchos más creyeron al oír su palabra,
42. y decían a la mujer: «Ya no creemos por lo que tú has contado. Nosotros mismos lo hemos escuchado y sabemos que éste es verdaderamente el Salvador del mundo.»

Hech 9:
17. Salió Ananías, entró en la casa y le impuso las manos diciendo: «Hermano Saulo, el Señor Jesús que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo.»
18. Al instante se le cayeron de los ojos una especie de escamas y empezó a ver. Se levantó y fue bautizado.
19. Después comió y recobró las fuerzas. Saulo permaneció durante algunos días con los discípulos en Damasco,
20. y en seguida se fue por las sinagogas proclamando a Jesús como el Hijo de Dios.

“Por supuesto que todos estamos llamados a crecer como evangelizadores. Procuramos al mismo tiempo una mejor formación, una profundización de nuestro amor y un testimonio más claro del Evangelio. En ese sentido, todos tenemos que dejar que los demás nos evangelicen constantemente; pero eso no significa que debamos postergar la misión evangelizadora, sino que encontremos el modo de comunicar a Jesús que corresponda a la situación en que nos hallemos. … Tu corazón sabe que no es lo mismo la vida sin Él, entonces eso que has descubierto, eso que te ayuda a vivir y que te da una esperanza, eso es lo que necesitas comunicar a los otros.” (EG 212)

Trasmitir el testimonio personal

Se trata de llevar el Evangelio a las personas que cada uno trata, tanto a los más cercanos como a los desconocidos. Es la predicación informal que se puede realizar en medio de una conversación y también es la que realiza un misionero cuando visita un hogar. Ser discípulo es tener la disposición permanente de llevar a otros el amor de Jesús y eso se produce espontáneamente en cualquier lugar: en la calle, en la plaza, en el trabajo, en un camino. (EG 127)

Dios te ama,  
Ese es el mensaje que no puede faltar.

“En esta predicación, siempre respetuosa y amable, el primer momento es un diálogo personal, donde la otra persona se expresa y comparte sus alegrías, sus esperanzas, las inquietudes por sus seres queridos y tantas cosas que llenan el corazón. Sólo después de esta conversación es posible presentarle la Palabra, sea con la lectura de algún versículo o de un modo narrativo, pero siempre recordando el anuncio fundamental: el amor personal de Dios que se hizo hombre, se entregó por nosotros y está vivo ofreciendo su salvación y su amistad. (EG 128)

“A veces se expresa de manera más directa, otras veces a través de un testimonio personal, de un relato, de un gesto o de la forma que el mismo Espíritu Santo pueda suscitar en una circunstancia concreta. Si parece prudente y se dan las condiciones, es bueno que este encuentro fraterno y misionero termine con una breve oración que se conecte con las inquietudes que la persona ha manifestado. Así, percibirá mejor que ha sido escuchada e interpretada, que su situación queda en la presencia de Dios, y reconocerá que la Palabra de Dios realmente le habla a su propia existencia. (EG 128)

La idea no es ganar una discusión ni estar censurando y corrigiendo, sino buscar adeptos para Cristo y su Iglesia:

“Es verdad que, en nuestra relación con el mundo, se nos invita a dar razón de nuestra esperanza, pero no como enemigos que señalan y condenan. Se nos advierte muy claramente: «Hacedlo con dulzura y respeto» (1 Pe 3, 16), y «en lo posible y en cuanto de vosotros dependa, en paz con todos los hombres» (Rm 12, 18). También se nos exhorta a tratar de vencer «el mal con el bien» (Rm 12, 21), sin cansarnos «de hacer el bien» (Ga 6, 9) y sin pretender aparecer como superiores, sino «considerando a los demás como superiores a uno mismo» (Flp 2, 3). De hecho, los Apóstoles del Señor gozaban de «la simpatía de todo el pueblo» (Hch 2, 47; 4, 21.33; 5, 13).” (EG 271)

¿No creen que sería conveniente que cada uno de nosotros tuviera su guión o varios guiones, según la circunstancia?
(Tarea de vacaciones)


¿Y los frutos?

“Uno sabe bien que su vida dará frutos, pero sin pretender saber cómo, ni dónde, ni cuándo. El Espíritu Santo obra como quiere, cuando quiere y donde quiere; … Sigamos adelante, démoslo todo, pero dejemos que sea Él quien haga fecundos nuestros esfuerzos como a Él le parezca.”  (EG 279)

Es que el Espíritu Santo es el verdadero protagonista de la Evangelización. (JPII)

(del Mensaje de la SSVM 2-3-2015)
“Queridos hijos:
Ustedes son … apóstoles míos, que con su amor, humildad y el silencio de la oración, hacen que mi Hijo sea conocido.
No tengan miedo, no pierdan la esperanza, porque mi Hijo escucha a su Madre.

Él ama desde que nació, y yo deseo que todos mis hijos conozcan este amor; que regresen a Él quienes, a causa del dolor e incomprensión, lo han abandonado, y que lo conozcan todos aquéllos que jamás lo han conocido.

Por eso ustedes están aquí, apóstoles míos, y yo como Madre, estoy con ustedes. Oren para que tengan la firmeza de la fe, porque el amor y la misericordia provienen de una fe firme.

Por medio del amor y de la misericordia, ayudarán a todos aquellos que no son conscientes de que eligen las tinieblas en lugar de la luz. “


¿Por qué evangelizar?

La respuesta debiera ser evidente, no?   Es que está en juego la salvación de las personas.  Se trata de llegar al Cielo o de caer en el Infierno.  Así de simple y claro!

Pero veamos lo que los dice Santa Teresita del Niño Jesús:

  “Dios no quiere hacer nada sin nosotros. El Creador del universo espera la oración de una pobre alma para salvar a otras almas, rescatadas como ella al precio de toda su Sangre. Nuestra vocación no consiste en ir a segar en los campos de mieses maduras. Jesús no nos dice: Bajad los ojos, mirad los campos e ir a segar. Nuestra mirada es más sublime todavía. He aquí las palabras de nuestro Jesús:  “Levantad los ojos y mirad; mirad como en el Cielo hay tantos sitios vacíos: a vosotros os toca llenarlos”.

 

ORACION

Un niño se te acercó aquella tarde,
sus cinco panes te dio para ayudarte;
 los dos hicieron que ya no hubiera hambre.

 También yo quiero poner sobre tu mesa
 mis cinco panes que son una promesa
 de darte todo mi amor y mi pobreza.

(versos del canto popular-litúrgico
que resume en sencilla poesía
la generosidad del chico
en la multiplicación de los panes)

ORACION

Enséñame a amar como Tú amas, Señor.
Que pueda amar a los demás
 como Tú me amas a mí
y como Tú los amas a ellos.

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