Cómo ser salvo?

SEÑALES EN EL CAMINO
DE SALVACIÓN

5ª Señal
Amor a Dios = hacer su voluntad


3.      ¿Cómo amar a Dios?   

AMAR A DIOS ES COMPLACER A DIOS

Dios es infinitamente generoso en su Amor hacia nosotros sus creaturas.  Pero también es exigente al requerir nuestro amor hacia El.

Si no, ¿qué significan estas palabras del Señor?  “Si me aman, cumplirán mis mandamientos.” (Jn. 14, 15).

Aquí Jesús nos está mostrando, no solamente las exigencias del Amor de Dios, sino también nos está indicando algo que es esencial en el amor:  quien ama complace al ser amado.

Y ¿qué es complacer a quien se ama?  Es justamente cuidarse de no ofenderle, de no desagradarle;  por el contrario, es tratar de hacer en todo momento lo que cause contento y agrado a quien se ama.

Dios nos ama con un Amor infinito -sin límites-, con un Amor perfecto -sin defectos- ... porque Dios es, no sólo la fuente de todo amor, sino que El es el Amor mismo (cfr. 1 Jn. 4, 8).

Por eso decíamos que amar a Dios es complacerlo en todo:  en hacer su Voluntad, en cumplir sus mandamientos, en dejar de hacer lo que no desea que hagamos, en hacer lo que nos pide, en aceptar lo que nos manda, en guardar sus palabras.

“El que acepta mis mandamientos y los cumple, ése me ama (Jn 14, 21) ... El que no me ama, no guarda mis palabras” (Jn 14, 24).

Y el Primer Mandamiento es:  «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. (Dt 6, 5; Mt 22, 37; Lc 10, 27)

Amar a Dios es, entonces, amarlo sobre todas las personas y sobre todas las cosas; amarlo a El, primero que nadie y primero que todo ... y amarlo con todo el corazón y con toda el alma.

Pero ... si observemos bien nuestra actualidad:  hoy ponemos nuestra confianza y nuestra admiración en los poderosos, en los artistas, en los modelos de belleza, en las estrellas deportivas, etc.  Podríamos decir que nos identificamos con ellos, les damos todo nuestro aprecio -inclusive nuestro amor- llegando a imitar sus maneras de ser, siguiendo sus recomendaciones, etc.

Pero ... pensemos bien ... ¿qué mayor Poder que el de Dios, fuente de todo poder?  ¿qué mayor Belleza que la de Dios, fuente de toda belleza?  ¿qué mayor Bondad que la de Dios, fuente de todo bien?  En fin, ¿quién es más merecedor de nuestro amor, de nuestra confianza, de nuestra admiración, de nuestra voluntad, que Dios?

Además, hoy hemos sido absorbidos por las cosas del mundo:  poder, dinero, riquezas, placeres, frivolidades, vicios, pecados, conductas erradas, apegos inconvenientes, etc., etc.   Unos más, otros menos, todos estamos sumergidos en un mundo muy alejado de los valores eternos, muy desprendido de las cosas de Dios, muy desapegado de lo que realmente es valedero y duradero.  Pero Dios nos sigue interpelando con su Palabra, día a día, semana a semana.  Y a veces nos llama de maneras insospechadas y hasta fuertes.

Dios nos llama a amarle a El y nos indica cómo:  cumplan lo que Yo pido, guarden mis Mandamientos, hagan mi Voluntad.  Y nos indica cuál será nuestra recompensa:  nada menos que el tenerlo a El mismo y el ser amados por El como sólo El sabe hacerlo:

“Al que me ama a Mí, lo amará mi Padre; Yo también lo amaré y me manifestaré a él  ... y vendremos a él y haremos nuestra morada en él”.  (Jn 14, 23)

Mientras busquemos en las cosas de este mundo y en los seres de este mundo lo que nuestro corazón ansía, seguiremos insatisfechos, deseando siempre algo más.  Ese “algo más” que siempre nos falta es el amor a Dios, pues sólo en El hallaremos el descanso, la alegría, la paz que ni el mundo, ni las creaturas pueden darnos.

Para amar a Dios hay que ADORARLO
en la oración y en los hechos:
reconocerlo
como nuestro Creador y nuestro Dueño,

rindiéndonos a su Voluntad.

 

5ª Señal
Amor a Dios = hacer
su Voluntad
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4.  ¿Por qué
es tan importante
ADORAR a Dios?
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