Cómo ser salvo?

SEÑALES EN EL CAMINO
DE SALVACIÓN

2ª Señal
Espíritu de oración
Adoración

4.4 Oración según
Santa Teresa de Jesús


4.    ¿Qué es la oración de contemplación?

En este tipo de oración el orante no razona, sino que al tratar de silenciar su cuerpo y su mente para adorar a Dios, El puede darle momentos o ratos de contemplación … o puede no dárselos.  El tener o no tener contemplación depende sólo de Dios.

La oración de silencio o contemplativa, típica de la espiritualidad de Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz se fundamenta en un dato de fe:  Dios nos inhabita, somos "templos del Espíritu Santo"(cfr. 1ª Cor.3, 16).

Por eso la oración de silencio es un movimiento de interiorización, en la que el orante se entrega a Dios que habita en su interior;  no  razona acerca de Dios (como en la meditación), sino que se queda a solas con Dios en el silencio, y Dios va haciendo en el alma su trabajo de alfarero para ir moldeándola de acuerdo a Su Voluntad (cfr. Jer. 18, 6).

"Entra", dice Teresa, porque tienes "al Emperador del cielo y de la tierra en tu casa ... no ha menester alas para ir a buscarle, sino ponerse en soledad y mirarle dentro de sí ... Llámase recogimiento porque recoge el alma todas las potencias (voluntad, entendimiento, memoria) y se entra dentro de sí con su Dios".

La contemplación o las gracias místicas que pueden darse en este tipo de oración, son un don de Dios.  No pueden lograrse a base de técnicas, ni siquiera son fruto del esfuerzo que se ponga en la oración, sino que como don de Dios que son, El da a quién quiere, cómo quiere y cuándo quiere.

Buscar a Dios en la oración de silencio depende del orante.  Recibir el don de la contemplación depende de Dios.   Dice Santa Teresa:  "Es ya cosa sobrenatural ... que no la podemos procurar nosotros por diligencias que hagamos".

Sin embargo, es muy importante tener en  cuenta que las gracias místicas que puedan derivarse de este tipo de oración no son su verdadero fruto, ni siquiera son necesarias para obtener ese fruto.

El verdadero fruto de toda oración –vocal, mental o contemplativa- es  el ir haciendo nuestra voluntad una con la de Dios.


.      ¿Quién puede hacer este tipo de oración?

Un error común es creer que ésta, que es la oración más elevada, está reservada sólo para unas poquísimas almas escogidas, generalmente monjas o monjes de claustros y comunidades contemplativas.  Este tipo de oración es para todo aquél que desee buscarla.  Santa Teresa de Jesús dice que la oración contemplativa es la "Fuente de Agua Viva" que Jesús promete a la samaritana y que la promete para "todo aquél que beba" (Jn.4-13).

Porque, según Santa Teresa, la oración de contemplación es la "Fuente de Agua Viva" que prometió el Señor a la Samaritana (cfr.Jn.4).  "Mirad que os llama a todos ... no dijo a unos daré y a otros no".  Es decir, no dijo que daría de esta "Agua" a ciertos escogidos, sino dijo:  "Todo el que beba de este agua, no volverá a tener sed" (Jn.4,13).


.      ¿Cómo hacer Oración de Contemplación?

.        Se requiere soledad y silencio:

         Hay que empezar por crear soledad.  "Así lo hacía El siempre que oraba", dice Santa Teresa.  Soledad para entender "con Quién estamos".  Silencio del cuerpo y de la mente para buscar a Dios en nuestro interior.  Es en el silencio cuando Dios se comunica mejor al alma y el alma puede mejor captar a Dios.  En el silencio el alma se encuentra con su Dios y se deja amar por El.  Los ratos de soledad son necesarios para esta oración.

  Decía la Santa Madre Teresa de Calcuta lo siguiente sobre la necesidad de soledad y silencio en la Oración:

“Los contemplativos y los ascetas de todos los tiempos, de todas las religiones, han buscado siempre a Dios en el silencio, la soledad de los desiertos, de los bosques, de los montes. Jesús mismo vivió cuarenta días en perfecta soledad, pasando largas horas hablando de corazón a corazón con el Padre, en el silencio de la noche.

“También nosotros estamos llamados a retirarnos, de manera intermitente, en un profundo silencio, en la soledad con Dios. Estar solos con Él, no con nuestros libros, nuestros pensamientos, nuestros recuerdos, sino en una perfecta desnudez interior: permanecer en su presencia –silencioso, vacío, inmóvil, en actitud de espera.

“No podemos encontrar a Dios en medio del ruido, la agitación. Fijémonos en la naturaleza: los árboles, las flores, la hierba de los campos, crecen en silencio; las estrellas, la luna, el sol, se mueven en silencio. Lo esencial no es lo que podamos decir a Dios, sino lo que Él nos dice, y lo que dice a los otros a través nuestro.

“En el silencio Él nos escucha; en el silencio, habla a nuestras almas. En el silencio nos concede el privilegio de oír su voz:

Silencio de nuestros ojos.
Silencio de nuestros oídos.
Silencio de nuestras bocas.
Silencio de nuestros espíritus.
En el silencio del corazón, Dios hablará.”


.        Nuestra participación en la oración:

         La persona debe poner su deseo y su disposición, principalmente su actitud de silencio (apagar ruidos exteriores e interiores).  El silencio aún no es contemplación, pero es el esfuerzo que Dios requiere para dársenos y transformarnos.  Además, orar se aprende orando, "sin desfallecer", como nos pide la Sagrada Escritura.  La única forma de aprender a orar es:  orar, orar, orar.

.        La participación de Dios:

         La participación de Dios escapa
totalmente nuestro control
y El -soberanamente- escoge cómo ha de ser su acción en el alma del que ora.  En ese silencio de la oración contemplativa Dios puede revelarse o no, otorgando o no gracias místicas o contemplativas.  Esta parte, el don de Dios, no depende del orante, sino de El mismo, que se da a quién quiere, cómo quiere, cuándo quiere y dónde quiere.

La efectividad de la oración contemplativa no se mide por el número ni la intensidad de las gracias místicas, sino por la intensidad de nuestra transformación espiritual:  crecimiento en virtudes, desapego de lo material, entrega a Dios, aumento en los frutos del Espíritu, etc.  La oración contemplativa es siempre una experiencia transformante, haya gracias místicas o no.


.    Aún así, unos oran de una manera y otros de otra. A unos les es fácil la contemplación y a otros les es casi imposible. Unos meditan, otros hacen oración vocal. ¿Entonces?

Santa Teresa de Jesús nos responde esto. Comentando el pasaje de Pedro cuando le pregunta al Señor qué será de Juan. Y el Señor le responde: "¿A tí que? Tú, sígueme" (Jn 21, 20-25):

«- Señor, y éste ¿qué?... - ¿A ti qué? Tú sígueme»

"Es cosa que importa mucho entender que no a todos lleva Dios por un camino, y por ventura el que le pareciere va por muy más bajo, está más alto en los ojos del Señor.

"Así que no porque en esta casa todas traten de oración, han de ser todas contemplativas. Es imposible. Y será gran desconsolación para la que no lo es...

"Yo estuve más de catorce años que nunca podía tener meditación sino junto con lección. Habrá muchas personas de este arte, y otras que, aunque sea con lección, no pueden tener meditación, sino rezar vocalmente, y aquí se detienen más... Y otras personas hay hartas de esta manera, y si hay humildad, no creo saldrán peor libradas al cabo sino muy en igual de los que llevan muchos gustos, y con más seguridad en parte; porque no sabemos si los gustos son de Dios o si los pone el demonio... "Estotros (los no agraciados con gustos espirituales en la oración) andan con humildad, sospechosos que es por su culpa, siempre con cuidad de ir adelante. No ven a otros llorar una lágrima, que, si ella no las tiene, no le parezca está muy atrás en el servicio de Dios, y debe estar por ventura muy más adelante; porque no son las lágrimas, aunque son buenas, todas perfectas; y la humildad y mortificación y desasimiento y otras virtudes, siempre hay más seguridad.

"No hay qué temer, ni hayáis miedo que dejéis de llegar a la perfección como los muy contemplativos."

Santa Teresa de Jesús (1515-1582),
fundadora del Carmelo Descalzo, mística,
doctora de la Iglesia
Camino de perfección, 17.


.    ¿Cómo disponerse a la Contemplación?


ADORACION yo
RECOGIMIENTO yo y Dios
CONTEMPLACION Dios

Hay que sintonizar a Dios, como sintonizamos una estación de radio-comunicación.  El Señor puede trasmitir, o en silencio, o con palabras, o con visiones, o con agradables aromas.  Nunca lo sabremos de antemano.

La sintonización la podemos hacer con la  a d o r a c i ó n  y/o con actos anagógicos.   Puede el Señor dejarnos en adoración o recogernos en su silencio.  Y puede ir más allá:  darnos contemplación y gracias místicas.

Se trata de disponer nuestra voluntad para que el alma se coloque a los pies del Creador.

 

2ª Señal
Espíritu de Oración -
Adoración
Siguiente:
4.5. ¿Cómo adorar?
Temario Señales de Salvación
 
inicio arriba homilia.org