Catecismo de la Iglesia Católica

LECCION #21

ORACION II
LA VIDA DE ORACIÓN
(Versión Resumida)

*       ¿Se puede orar de diferentes maneras?  ¿Hay varias formas de orar?

De acuerdo al Catecismo, y de acuerdo a la experiencia de vida de oración de los católicos, hay tres formas de expresión en la oración: vocal, meditación u oración mental y contemplación.

Las tres tienen el mismo fin ((la unión con Dios), y las tres requieren el recogimiento de la mente y del corazón. 

*          ¿En qué consiste la oración vocal?

Consiste en repetir con los labios o con la mente, oraciones ya formuladas y escritas como el Padrenuestro, el Avemaría, la Salve, etc.  

La oración vocal pueden ser también ser oraciones que yo invento (mejor dicho:  que el Espíritu Santo me inspira), palabras mías con las que me comunico con Dios.  Eso es lo que llamamos oración espontánea:  es vocal, pero no está pre-hecha o escrita.

*          ¿Qué son las comuniones espirituales?

Consiste en expresarle a nuestro Señor Jesucristo el deseo de recibirlo en el Sacramento de la Eucaristía y pidiendo  recibirlo espiritualmente.  Es la oración necesaria  para cuando no podemos recibir el Sacramento de la Eucaristía.   

COMUNION ESPIRITUAL
Creo, Jesús mío, que estás realmente presente
en el Santísimo  Sacramento del Altar.  
Te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. 
Pero como ahora no puedo recibirte sacramentalmente,
ven espiritualmente a mi corazón.

*          ¿Qué es la meditación?  (CIC-C #570)           

En la meditación cristiana contemplamos por medio de representaciones mentales y/o lecturas, algún pasaje de la Sagrada Escritura (Lectio Divina),  o alguna verdad de nuestra Fe, o alguna faceta o momento de la propia vida, para tratar de descubrir en la meditación la Voluntad de Dios para mí.

La meditación cristiana es orar pensando o pensar orando.

*          ¿Qué diferencia hay entre la meditación cristiana y lo que hoy día llama la cultura “meditación” o “meditar”?

Lo que nuestra cultura llama meditación o meditar es muy distinto a lo que es la oración mental o meditación cristiana.  Pueden confundirse, pero son totalmente opuestas.  

Lo que hoy llamamos “meditación” en nuestra cultura es una práctica venida del paganismo oriental.

En la oración cristiana se busca a Dios.  En la meditación pagana el que medita realmente se busca a sí mismo.

En la oración cristiana el orante busca a Dios y desea entregarse a El.  En la pagana sebusca la fusión con la divinidad, de la que se considera parte:  el meditante se cree que “forma parte” de dios (Panteísmo).

En la oración cristiana el orante busca a Dios y lo deja actuar en su alma, la cual es transformada por la Gracia Divina. 

*          ¿Qué es la oración contemplativa? 

En este tipo de oración el orante no razona, sino que trata de estar en recogimiento, silenciando su cuerpo y su mente para estarse en silencio con Dios.

La oración de silencio es un movimiento de interiorización, en la que el orante se entrega a Dios que habita en su interior.  Ya no razona acerca de Dios, como en la meditación, sino que se queda a solas con Dios en el silencio, y Dios va haciendo en el alma su trabajo de Alfarero para ir moldeándola de acuerdo a Su Voluntad.

La contemplación o  gracias místicas que pueden darse en este tipo de oración, son don de Dios.  Por ello, no pueden lograrse a base de técnicas.

*          ¿Cuáles son los frutos de la oración?  ¿Qué podemos esperar de la oración?

Es muy importante tener en  cuenta que las gracias místicas que puedan derivarse de este tipo de oración no son su verdadero fruto, ni siquiera son necesarias para obtener fruto en la oración.
El fruto verdadero de la oración (vocal, mental o contemplativa) es:

  • ir descubriendo la Voluntad de Dios para nuestra vida.
  • irnos haciendo dóciles a la Voluntad de Dios.
  • llegar a que sea la Voluntad de Dios y no la propia la que rija nuestra vida:  nuestra voluntad unida a la de Dios.

*      ¿Cómo disponerse a la contemplación?

ADORACION --------- yo

RECOGIMIENTO------------- yo y Dios

CONTEMPLACION-------- Dios

Hay que sintonizar a Dios, como sintonizamos una estación de radio-comunicación.  El Señor puede trasmitir, o en silencio, o con palabras, o con visiones, o con agradables aromas.  Nunca lo sabremos de antemano.

La sintonización la podemos hacer con la  a d o r a c i ó n .   Puede el Señor dejarnos en adoración o recogernos en su silencio.  Y puede ir más allá:  darnos contemplación y gracias místicas.  Pero la contemplación no depende del orante, sino de Dios.

*          Nuestra participación en la oración:

La persona debe poner su deseo y su disposición, principalmente su actitud de silencio (apagar ruidos exteriores e interiores).

El silencio aún no es contemplación, pero es el esfuerzo que Dios requiere para dársenos y transformarnos.

La oración de adoración nos hace receptivos y dóciles a las inspiraciones del Espíritu Santo. 

En el silencio recibimos las inspiraciones del Espíritu Santo.
En la adoración nos hacemos dóciles al Espíritu Santo.

 

*          ¿Cuál es la participación de Dios en la oración?

La participación de Dios escapa totalmente nuestro control, porque El -soberanamente- escoge cómo ha de ser su acción en el alma del que ora.

Es muy importante tener en cuenta que la efectividad de la oración contemplativa no se mide por el número ni la intensidad de las gracias místicas.  Se mide por la intensidad de nuestra transformación espiritual: crecimiento en virtudes, desapego de lo material, entrega a Dios, aumento en los frutos del Espíritu, etc.

*        ¿Por qué se habla de la oración como un combate? 

Es corriente que los maestros espirituales hablen de la vida espiritual como un combate, comenzando por San Pablo que describe el combate espiritual en Ef 6, 10-18.  

El campo de batalla es el interior de la persona.  El arma del cristiano es la oración.  Podemos perder ese combate o podemos ganarlo.   Podemos ganar algunas batallas y perder otras, igual que en las guerras.

Para ganar este combate, tenemos que luchar contra la acedia o pereza espiritual, que es básicamente la falta de interés en las cosas de Dios.  Luego tenemos que vencer las excusas:  “no tengo ganas” o “no tengo tiempo”.

*          ¿Qué hacer cuando no se siente nada en la oración o cuando no queremos seguir orando?

Todo orante ha pasado por distracciones, sentimiento de vacío interior, sequedad e incluso cansancio en la oración.  Pero el verdadero orante sabe que hay que tener constancia y fidelidad en la oración      

*          ¿Qué es la aridez en la oración y qué hacer en la aridez?

La aridez una sensación de sequedad, de falta de consuelo en la oración.  Pero la aridez no es un mal.  Puede, incluso, ser una gracia. 

Si, examinada nuestra conciencia, no hay culpa en la aridez, puede ser que Dios desea que pasemos un tiempo de sequedad.

La aridez es parte del camino de oración.  Porque creer en el Amor de Dios no es sentir el Amor.Es, por el contrario, aceptar no sentir nada y creer que Dios me ama.

La aridez es necesaria para ir ascendiendo en el camino de la oración.  Así que, viéndolo bien, la aridez es un don del Señor, tan grande o mayor que los consuelos en la oración. 

La oración es siempre una experiencia transformante, haya gracias místicas o no, estemos en aridez o no.

*      ¿Qué relación hay entre la oración y la caridad fraterna?

No hay verdadera caridad fraterna si no hay oración.  El que no ora puede hacer filantropía o altruismo, pero esas formas de solidaridad no son caridad o amor al prójimo.

La oración es tan importante que no podemos pretender amar, amar verdaderamente, amar como Dios nos ama, si no nos abrimos a la acción del Espíritu Santo a través de la oración y de los Sacramentos. 

Con respecto a la relación entre la oración y el amor, Santa Teresa de Jesús la deja bien clara en una breve consigna:  “Orar es llenarse de Dios y darlo a los demás”.  Y Santo Domingo de Guzmán lo acuña aún más concisamente:  “Contemplad y dad lo contemplado”.

Ambos quieren decir que no hay amor verdadero sin oración.  Y la oración verdadera no nos deja ensimismados, sino que  nos impulsa a dar a Dios a los demás.  En eso consiste el verdadero amor.

 

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