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LOS GOBIERNOS
DEBEN ESTAR SUJETOS
A LA LEY MORAL

Universidad de Salamanca

Los gobiernos no pueden
–moralmente hablando, digo,
porque de que pueden, pueden-
hacer lo que se les ocurra
o lo que crean les es favorable.

Los gobiernos no pueden –moralmente hablando, digo, porque de que pueden, pueden- hacer lo que se les ocurra o lo que crean les es favorable.

Eso lo sabemos por Derecho Internacional. Y ¿quién inventó el derecho internacional? La Iglesia.

¿Cómo lo hizo?  Simplemente aplicando a los estados el mismo principio de los derechos humanos.  El Derecho Internacional es la extensión de los derechos naturales al ámbito de países y del mundo.

Ahora que conocemos el Derecho Internacional y ahora que algunas naciones lo practican, nos parece una cosa normal, pero no fue tan fácil desarrollar esta idea. 

Un breve recorrido por la historia de la humanidad nos deja ver que la costumbre era que el vencedor oprimiera al vencido y el invasor oprimiera al conquistado.

Padre De VitoriaEl primer tratado de Ley Internacional se lo debemos a un Sacerdote Dominico español de la Universidad de Salamanca, el Padre Francisco de Vitoria, quien ha sido llamado el padre de la Ley Internacional, junto con el jurista holandés Hugo Grotius, quien es posterior.

Y ¿qué enseña la Iglesia en cuanto a la moral y los estados?  Que los estados deben ser vigilados en cuanto a su comportamiento moral. Por un lado, con relación a sus gobernados, y por el otro, en cuanto a sus relaciones con otros estados. 

Hay normas morales muy claras que rigen estas relaciones.  Los gobiernos no pueden –moralmente hablando, digo, porque de que pueden, pueden-  hacer lo que se les ocurra o lo que crean les es favorable.  Los gobiernos deben estar sujetos a la ley moral

Colón descubre América¿Cuándo comienza al Iglesia a desarrollar el Derecho Internacional?  Catalizador importante para el desarrollo del pensamiento moral internacional fue la Conquista de América.  Así que ya para fines del siglo 15, filósofos y teólogos españoles estaban formulándose preguntan cruciales sobre el trato que debía darse a esos nuevos personajes que Cristóbal Colón consiguió al toparse con nuestro continente.

¿Tendrán los mismos derechos que los europeos?  ¿Cómo interactuar con estas personas?  ¿Cómo interactuar gobiernos diferentes?  ¿Habrá reglas absolutas para esto? 
De Vitoria sostenía que los estados, independientemente de su tamaño, sus formas de gobierno, su religión, así como sus vasallos, ciudadanos y habitantes, sea su civilización avanzada o incipiente, son iguales en el sistema de ley internacional.

Padre Domingo De SotoY otro teólogo de Salamanca, el Padre Domingo de Soto iba aún más lejos:  “Quienes están en gracia de Dios no son ni un ápice mejores que el pecador o el pagano, en lo que concierne a sus derechos naturales”. 

Aunque algunas naciones no practiquen estos principios morales internacionales, la idea suena muy normal hoy en día.  Pero llegar a afirmar que no importaba si se era europeo o aborigen, bautizado o no, pecador o no, que no importaba el tipo o categoría de persona que se fuera, los derechos eran exactamente los mismos, era algo verdaderamente innovador.

Más aún:  afirmar que las personas del Nuevo Mundo tenían iguales derechosMoctezuma que los españoles y que ellos poseían sus tierras por la misma razón que los españoles poseían las suyas, es algo que impresiona a quien puede ubicarse de veras en el contexto de aquel momento.

Y ¿qué postura tiene la Iglesia hoy en día con relación al Derecho Internacional?  La misma.

El Secretario del Vaticano para las Relaciones con los estados, señaló hace poco que “el estado de derecho requiere un sistema jurídico que esté basado en el derecho natural”.  (Monseñor Dominique Mamberti ante la ONU el 24-9-2012).

Es una declaración que parece sacada de la Edad Media o de la Universidad de Salamanca en el siglo 15.  Pero es que las enseñanzas de la Iglesia son para todos los tiempos.  Nuestra Iglesia, guiada por el Espíritu Santo, tiene siempre la razón en su Magisterio, y ella no se deja intimidar por las voces contrarias, porque su enseñanza es perenne, como perenne es la Verdad que es Cristo, su Fundador.

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