El combate espiritual



¿EN MANOS DE LOS ENEMIGOS?

Cuando no confiamos
de verdad en Dios,

cuando estamos confiando
en nosotros mismos

y en nuestras propias fuerzas,
Dios nos deja
en manos de los enemigos.

ORAR arrepentidos, clamar a Dios.
SOLOS NO PODEMOS.

¿Qué es lo que está pasando?
Nos estamos pareciendo
al antiguo Pueblo de Israel:
Aunque no parezca,
nos hemos olvidado de Dios,
nosotros, que somos
el nuevo Pueblo de Israel,
la Iglesia.


Cuando el Pueblo de Israel
se olvidaba de Dios
¿qué hacía Dios?  
Dice el comienzo del Libro de Jueces:  
los dejaba
en manos de sus enemigos,

que eran varias tribus paganas:  
los Moabitas, los Madianitas y los Filisteos.
 
Pero cuando su situación
llegó a ser muy angustiosa,  
Yavé hizo que se levantaran “jueces”
o sea,
libertadores,
que salvaron a los israelitas
de sus explotadores.  

(Jue 2, 15-17)


 ¿Cómo surge un líder triunfador?

El pueblo se aleja de Dios,
Dios lo deja
en manos de sus enemigos,
se arrepienten y claman a Dios,
entonces
surge un líder triunfador.


¿En qué nos parecemos nosotros a este Pueblo de Israel?
La similitud es muy clara.  
No requiere mucha explicación.
Pero veamos este ejemplo:

En Jue 6-9 está narrada la historia
de uno de estos líderes espirituales guerreros:  
Gedeón.

Al principio Gedeón
se resistió a la llamada de Dios,
al final aceptó salir a combatir
a los madianitas que estaban arruinando
las cosechas de los israelitas
. Entonces reclutó un numeroso ejército.
Tan numeroso
que Dios le dijo que lo redujera hasta que sólo quedaron trescientos guerreros.
 -Quiero que quede bien claro que la victoria será mía y no vuestra -le dijo Dios.
Por la noche rodearon el campamento enemigo y se le entregó a cada uno de los guerreros
una trompeta y un cántaro con una vela encendida escondida dentro.
A una señal de Gedeón, estrellaron los cántaros y tocaron las trompetas y agitaron las antorchas.
Los madianitas se despertaron espantados por el estruendo
y quedaron deslumbrados por el fulgor de las antorchas,
sembrándose tal desconcierto que se atacaron entre sí y emprendieron la fuga en desbandada.
Los madianitas ya no molestaron más al pueblo de Israel.


Gedeón y sus insuficientes guerreros se dejaron guiar por Dios,
 confiaron en lo que Dios haría
.  

Y vencieron
a un enemigo muy poderoso

que además los sobrepasaba
en proporción:  450 contra 1!


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¿Cómo se olvidó de Dios el antiguo Pueblo de Israel?
¿En qué nos parecemos nosotros?

Cuando el Pueblo de Israel, después de 40 años errante por el desierto,
por fin atraviesa milagrosamente el Jordán y entra a la Tierra Prometida, sucede algo insólito:
  
la primera generación en la Tierra Prometida no sabe
quién es Yavé!!!


Toda aquella generación murió
y le sucedió otra que no conocía a Yavé
ni lo que había hecho por Israel.
(Jue 2, 10)


¿Qué les pasó?  
¿Cómo pudo suceder esto?


Los que salieron de Egipto
murieron en el Desierto.  
La generación que creció en el Desierto adoraba a Yavé,
pero no supieron comunicar esa fe a sus hijos (???!!!)  
Y, entonces, esa siguiente generación comienza a servir a Baal,
dios de los cananeos,
y dice la Escritura que no conocía a Yavé (???!!!)
¡En una generación se perdió la fe en Dios!


¿Nuestras nuevas generaciones de verdad conocen a Dios y lo aman?
¿Por qué pudo haber sucedido esto
al Pueblo de Israel?

¿Cómo puede sucedernos esto
a nosotros que somos
el nuevo Pueblo de Israel,
la Iglesia?


Los israelitas no cumplieron el Shemá, el Escucha Israel.  
El Shemá es considerado la expresión fundamental del judaísmo,
pues  manifiesta  la fe en un solo Dios.  
Además indica que, para entrar a la Tierra, hay que pasar la fe a los hijos.
¿Nosotros hemos comunicado la Fe a nuestros hijos y a las nuevas generaciones?
 
Dice el Shemá:
 Graba en tu corazón los mandamientos que Yo te entrego hoy, repíteselos a tus hijos,
 habla de ellos, tanto en casa como cuando viajes, cuando te acuestes y cuando te levantes (Dt. 6, 6-7)

Es decir, el Shemá les advertía que, para sobrevivir en esta tierra rodeada de paganos,
había que enseñar a los hijos la verdadera fe.  Era la única manera de sobrevivir.
Al olvidar esta simple, pero importante instrucción de Dios
 
Los israelitas se portaron muy mal con Yavé y sirvieron a los Baales.
 Abandonaron a Yavé, Dios de sus padres … se postraron antes esos dioses y ofendieron a Yavé.
 (Jue 2, 11-12)


¿Qué hacer entonces?
Arrepentirnos y clamar a Dios.
Entonces podrá surgir
un líder triunfador
Y triunfaremos.



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Cuando no confiamos de verdad en Dios
El nos deja en manos de los enemigos.
Orar arrepentidos, clamar a Dios.
Solos no podemos.
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